La globalización tiene sus cosas buenas o, al menos, que hacen ilusión; como que tu libro pueda comprarse en Japón o el encontrarse con cortometrajes animados en plastilina de hace noventa años de los que no tenías ni idea de su existencia.
Ayer me topé por casualidad con Long Live the Bull!, una historia rodada en tosca animación en plastilina por manos del estadounidense de ascendencia china, afincado en San Francisco, Joseph Sunn. Este corto, producido por Plastic Art Productions, pertenece a la serie Ralph Wolfe’s Mud Stuff (junto con The Penwiper y Green Pastures) y nos sitúa en una Barcelona con corridas de toros, flamencas y guitarras españolas.
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