domingo, 24 de julio de 2022

DINOSAURIO: UN PASO DE GIGANTE PARA LA ANIMACIÓN

Recientemente descubrí, wallapop mediante, que Norma Editorial publicó en el 2000 este libro sobre el proceso de creación del primer largometraje de animación que el estudio Disney realizó por ordenador. 

Como la película, no me ha maravillado. Como con la película, me esperaba más.

El libro cuenta con algunos alucinantes diseños de producción, pero cae en el error de incluir fotogramas a diestro y siniestro, los cuales nunca aportan nada a un volumen de este tipo. Por otro lado, el trabajo de investigación y documentación de Jeff Kurtti es correcto, si bien se nota que estuvo atado de pies y manos por Disney para no publicar nada negativo de la película. En cualquier caso, se agradece leer los comentarios de algunos viejos animadores de stop-motion como Joel Fletcher o Mike Belzer y del codirector Eric Leighton (también con un notable CV en la animación de muñecos). 

Esa cobardía de Kurtti se hace notable muy al inicio del libro, cuando tiene que explicar que la idea original del mismo surgió de la mente de Phil Tippett, a quien no solo obvia entrevistar sino que escribe mal el apellido. Estoy seguro que Tippett hubiera dado información de sumo interés para el lector, pese a haber horrorizado a Mickey Mouse. Y es que así, horrorizado, debió quedar Tippett al ver el resultado final de Dinosaurio. 

Él planteó el proyecto como un narrativo documental de criaturas prehistóricas, con toda su crudeza, rodado íntegramente en stop-motion y, por supuesto, sin ningún tipo de diálogos. 

Disney finalmente le dio un enfoque más asequible para el gran público, porque, aunque en el libro vendan que su mayor interés era hacer avanzar la tecnología, todos sabemos que, en realidad, esa era como mucho su segunda prioridad. Por ello volvieron a su zona de seguridad, la de los animales parlantes. 

Por suerte, no hubo cabida para canciones. En cuanto a la técnica de animación a utilizar, se decantaron por los píxeles y, bien es cierto, que hicieron avanzar la tecnología en este ámbito. Pero por desgracia perdimos un gran largometraje de dinosaurios rodado fotograma a fotograma al estilo Tippett (del que solo quedaron finalmente la fiereza con la que atacan los carnotauros). Pienso que hubiera sido algo más perdurable en el tiempo, pues si bien Dinosaurio me dejó técnicamente anonadado en el momento de su estreno, en la revisión que hice ayer me dolían los ojos. Algo que no me pasa si revisito (como hago con cierta frecuencia) el maravilloso cortometraje Prehistoric Beast, completado por Tippett dieciséis años antes del estreno de Dinosaurio. Claro que, como bien sabéis, en estas lindes soy muy poco objetivo.

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