jueves, 20 de mayo de 2021
EL DÍA QUE GRANADA FUE LA CAPITAL DE DOLLYWOOD
jueves, 13 de mayo de 2021
EL CINE NIC Y OTROS JUGUETES CINEMATOGRÁFICOS
A partir de entonces, siempre tengo puesto un ojo en el cine actual y el añejo. Ojalá tuviera la capacidad óptica de los camaleones pues mucho días acabo mareado.s por ello que estoy atento a las publicaciones que hablan de esos cachivaches para adentrarnos en los orígenes del cine, del precine o del llamado "otro cine". Ese otro cine se utiliza para hablar de las producciones en subformatos que tenían proyecciones minoritarias en cineclubs -en nuestro país se lleva la palma el Centro Cinematográfico Excursionista de Cataluña-, pero también puede utilizarse para referirse a los proyectores cinematográficos de juguete, que incluían películas realizadas ex profeso para estos aparatos. La gente de mi generación, nacidos a mediados de los 80, conocimos y disfrutamos del CinExin -en mi caso eran mis primos los que tenían el aparato con películas de Los Pitufos y Los Snorkels, las cuales veíamos en su habitación, tras bajar de golpe las persianas-, pero generaciones anteriores disfrutaron de otro aparato de proyección mucho menos sofisticados pero de funcionamiento infinitamente más fascinante: El Cine NIC.
Para conocer a fondo todo lo que rodea a este maravilloso juguete catalán lo mejor que uno puede hacer es leer el libro de reciente publicación: El Cine Nic y otros juguetes cinematográficos, escrito por el gran investigador del cine animado Jordi Artigas Candela (Ciudad Real, 1948), editado -en ediciones en catatán y castellano- por Trilita Ediciones.
Tras la portada y el índice, el libro se inicia con un par de prólogos escritos por conservadores y coleccionistas del cine (Jordi Pons i Busquet y Tomás Mallol i Deulofeu); otro de Albert Nicolau Araque, hijo de Tomàs Nicolau Griñó, uno de los tres hermanos que fundaron Proyector NIC, S.A.; y uno último del propio Jordi Artigas, en el que rememora buena parte de las acciones que ha llevado a cabo, desde hace varias décadas, para la divulgación y puesta en valor del Cine NIC.
En el primero de los capítulos, que lleva por título Los juguetes ópticos, Artigas hace un recorrido exhaustivo por los principales juguetes del precine, los basados en la teoría de la persistencia de la visión, a través de recortes de prensa catalana. A ojos de cualquiera que haya disfrutado y sufrido del trabajo de buscar información entre periódicos apolillados, esta primera parte supondrá todo un auténtico festín. Además descubriremos aparatos tan rocambolescos como el llamado cinematógrafo para ciegos: "Se trataba de un mecanismo con un disco que giraba, en cuyos bordes se disponían 20 dibujos en relieve, como el vuelo de un ave por ejemplo. El invidente disponía la yema de su dedo índice sobre una apertura y el disco giraba suavemente. Así, en este cinematógrafo para "ciegos", la duración de las imágenes en la retina era sustituida por la duración del efecto del relieve sobre la sensible yema de un dedo".
El segundo capítulo se llama El Cine NIC... de la vuelta al mundo y en el él se describe toda la intrahistoria relativa al auge y caída de este juguete, pasando primero por analizar el estado del cine animado de la época -donde Jordi Artigas aporta datos para mí hasta entonces desconocidos como que el gato Félix llegó a nuestro país bajo el nombre del grato Periquito. Todo el texto rezuma conocimiento e investigación, pero Artigas elige un tono cercano y atrayente que hace que la lectura sea rápida y los datos vayan directos al córtex. Asimismo, el trabo de archivo gráfico es cuantioso y alucinante. Se echa de menos que algunas de las imágenes no estén en mayor tamaño -sobre todo las relativas a las tiras de película-, pero es algo que puede solucionarse con una lupa, dado que la calidad de impresión francamente lo permite.
El siguiente capítulo, Artigas hace un recorrido cronológico por el resto de proyectores de cine infantil producidos por jugueteras españolas; desde el Isuar Cinema (1933) al, ya mencionado, Cinexin (1971), sin dejar de comentar los proyectores de pioneros de la animación como Josep Escobar, el Cine Skob y el Cine Skub, o Salvador Mestres, Cine Micro y Cine Lux. El título de este catálogo de juguetes es Otros cines infantiles, cines de papel y de celuloide.
El último de los capítulos, La generación Nic, testimonios, es simple y llanamente eso: testimonios de abueletes -léase por favor con el mayor de los respectos- que recuerdan sus vivencias con el Cine NIC, u otros proyectores de juguete, con brillo en los ojos, tal y como dejan intuir unos texto verdaderamente sentidos. Los que se vengan pasando por este blog desde hace tiempo, reconocerán en entre los textos el nombre de Rodolfo Pastor, maestro argentino de la plastilina animada que hizo buena carrera en Barcelona.
El cierre del libro está dedicado a una amplia Bibliografía, incluida una sección de Páginas Web de interés, un comodísimo Índice Onomástico, una relación de Agradecimientos, y un listado con el Origen de las Fotos.
En definitiva, se trata de un libro que hay que tener si te pirran los orígenes del cine, si te mola los juguetes, o, simplemente, si te gusta disfrutar de los intríngulis de la cultura popular. Su precio de venta es de 19,80 € y puede adquirirse en cualquier librería que se precie.
¡EXTRA, EXTRA!
Escribiendo esta entrada, me he acordado que el pasado año, en pleno confinamiento, le hice una entrevista al propio Jordi Artigas y que, como entonces estaba yo con pocas ganas de escribir en este espacio, finalmente había quedado inédita. La verdad es que, ahora que la he releído, no puedo dejar pasar la oportunidad de rescatarla y hacerla pública para el uso y disfrute de cualquiera:
Pues la verdad es que no recuerdo exactamente pero podría
ser que al tener en casa heredado de mis hermanos un proyector infantil de
dibujos animados llamado Cine NIC, será por eso que muchos años después me he
dedicado a investigar la historia de este juguete y que estará pronto a punto de
editarse con permiso del virus.
Tampoco recuerdo cual fue mi primera película pero si que
recuerdo la primera música de película, se trata de la banda “El tercer hombre”
en el cine Torcal de Antequera, donde mi familia residía entonces por el motivo
que mi padre era empleado de la CAMPSA.
¿En que momento te planteas dedicar tu vida al cine de animación?
Bueno dedicarme en exclusiva al cine de animación no me
lo planteé porqué mi actividad profesional se dividió entre el Diseño Gráfico y
mi tarea como Gestor cultural o sea la organización de festivales, muestras,
talleres de cine de animación. Al acabar el Bachillerato me matriculé a fines
de los años 60 en la Escola Eina en la especialidad de diseño gráfico y después
estudié en la EMAV, Escuela Municipal de Medios Audiovisuales, a nivel de FP de
segundo grado, aquella fue la primera escuela de cine tanto en Cataluña como en
España.
Fui con la intención de estudiar animación pero no se
enseñaba allí, lo único es que pude empezar a hacer mis pinitos en el formato
de 16 mm. Pero todo por mi cuenta. También a fines del franquismo tuve la
suerte de obtener una beca de la Dotación de Arte Castellblanch y estuve unos
meses en una escuela de diseño de Lugano en la Suiza italiana. A veces pienso
si no hubiera sido mejor haberme quedado en Suiza donde a lo mejor hubiera tenido mejores
oportunidades…¡quién lo sabe!
También recuerdo haber hecho un curso de Dibujo Animado
por correspondencia que había creado Josep Escobar, aún guardo todo ese
material.
¿En que producciones has trabajado y bajo que rol?
No puedo decir que haya trabajado en serio en el campo
profesional de la animación, enseguida vi que el cine que a mí me interesaba no
tenía nada que ver con el profesional que se hacía entonces en los estudios de
Barcelona. Querer hacer cine experimental o usando otras técnicas que no fuera
el dibujo animado era entonces suicida y más en formatos como el Súper 8 mm. y
el 16 mm. De todas maneras estuve una temporada en el Studio Andreu dedicado a
la publicidad de animación que me permitió conocer mejor por dentro como era la
producción de spots en la época anterior a la informática.
Enseguida vi que como lo mío no tenía salida me las ingenié para trabajar en relación con
la animación pero como lo que sé hacer mejor es la organización de eventos
culturales en su rama cinematográfica empecé a dedicarme profesionalmente a lo
que después se ha llamado Gestor cultural.
¿Cuál fue el detonante del nacimiento de ASIFA-Catalunya?
Como expliqué en el boletín de ASiFA-Catalunya del 10º
aniversario, el comienzo de todo fue en diciembre de 1983 en el seno de unas
conversaciones sobre cine organizadas por un festival de barrio “Festival de
Cinema de Sants” se lanzó la idea de crear ASIFA en Cataluña, ya sabíamos de
esta asociación por algún viaje al festival de Annecy, un año antes tuve la
idea de organizar un homenaje a Artur Moreno y su equipo de “Garbancito”. En
enero de 1984 una comisión decidió iniciar una Junta provisional que sería
presidida por Robert ‘Bob’ Balser que era el que tenía más contactos
internacionales. Se redactaron unos Estatutos que fueron legalizados por la
Generalitat de Catalunya en concreto el 16 de mayo de 1985. Firmamos el
documento Robert Balser, Julio Taltavull, Marta Montcada y yo.
¿Cuáles piensas que fueron los mayores logros conseguidos por ASIFA-Catalunya?
Fue un éxito ya solo conseguir que un gremio tan difícil
de agrupar como los dibujantes dedicados a la animación fuera capaz durante
veinte años de escoger juntas y cargos, reunirse, pedir subvenciones, hacer un boletín, cuidarse de la
correspondencia, cobrar las cuotas, etc.
Lo que más recuerdo fue la organización de la “Mostra de
Cinema d’Animació” ( 1986-1989) que yo dirigí sin cobrar ni un duro durante
cuatro ediciones, la quinta la organizó otra persona y se acabó. También a lo
largo de su existencia publicamos un boletín de noticias, bimensual a veces, en
papel pues la informática aún empezaba.
Teníamos relaciones fluidas con las ASIFA más cercanas,
Francia, Italia. ASIFA-C fue aceptada
como miembro con todos los derechos. Y dentro
de la península llegaron a existir ASIFA Canarias y años más tarde y
coincidiendo con Anima Basauri se creó ASIFA Euskadi.
También se organizaban sesiones de cine de animación, la
época más interesante fue la que hicimos en la Llotja d’Avinyó, escuela de arte
y diseño, presentamos cortos, largos, series, publicidad, a veces con la
asistencia de sus autores.
También recuerdo la denuncia que todos los estudios de
animación catalanes impulsados por ASIFA-C
hicieron al Parlament de que la serie de la Historia de Catalunya (BRB
Prod.) se había realizado casi toda en países del extremo oriente.
Y en los últimos años y ante el perjudicial fenómeno de
la deslocalización de las producciones de animación, se intentó la creación de
un sindicato de animadores. ASIFA solo era una entidad cultural y no lucrativa.
¿Cuál fue el motivo de su disolución?
ASIFA-C rebasó los 20 años, en los últimos años cansado
de luchar contra personas que solo hacían que poner palos en las ruedas, yo que
había sido fundador, vocal, secretario y presidente de la asociación, dimití y
al cabo de poco tiempo la asociación se disolvió como un terrón de azúcar. En
la vida hay personas que hacemos las cosas por vocación y hay otras que lo
hacen para figurar y “salir en la foto”, cada actuación tiene sus resultados…
Aquí quiero recordar a compañeros sin los cuales no se
habría construido ASIFA-C. Como presidentes a: Robert Balser, Oriol Bassa y
Josep Mª Blanco, y en diferentes cargos a Alfons Moliné, Ana Miquel, Emili
Flotats, Carme Moliné y otros.
Si los ha habido, lo ignoro. En realidad sin dejar de
lado el cine de animación, los últimos años me he dedicado a escribir e
investigar, al cineclub y a la “Memòria dels Dibuixants” de lo que hablaré al
final.
Fundaste Anima Basauri y fuiste el programador del festival desde 1993 a 1996. ¿Qué recuerdas de este periodo?
No se entendería la etapa de Basauri sin hablar antes de mi trabajo entre 1988 y 1992 para la Caixa (ahora BanCaixa) y el Centre de Joves, ahora también desaparecido, donde se me contrataba para organizar muestras de cine, exposiciones, talleres y publicaciones sobre cine de animación. Solo para recordar dos talleres: el de dos técnicos animadores checos que trabajaron con Jiri Barta en “Krisar” (El flautista) y otro taller canadiense que proponía crear un dibujo animado a partir de una música, el taller incluía el revelado de la película de 16 mm. ¡Memorable! .
Lo de Anima Basauri fue un encargo del ayuntamiento de la
localidad vasca a través de Pello Gutiérrez, un actor que no tenía nada que ver
con la animación. Querían organizar una muestra, no un festival competitivo,
que tendría lugar en el teatro municipal, Pello era el director y yo fui el
programador.
Desde la primera edición de Anima Basauri en octubre de
1993 Pello quiso hacer una programación intensa, demasiada para mi gusto de una
primera edición, pero fue la ocasión para proyectar perlas casi desconocidas
además de encuentros profesionales, recuerd que invité a Joan Gabriel Tharrats
el historiador y coleccionista que trajo una sesión sobre Chomón.
De la segunda edición recuerdo la presencia de Colin
Arthur y sus producciones de la factoría “Dream Factory” y la retrospectiva de
Rodolfo Pastor el creador de “Capelito” y otras series de plastilina.
En la tercera y última edición, la de 1995, se creó Asifa Euskadi y se continuó con una programación muy intensa, pero como los políticos, en este caso el ayuntamiento de Basauri, son imprevisibles y a los regidores de cultura parece que les toca el cargo en una rifa, decidieron sin ninguna explicación cortar por lo sano y dejar de organizar esta muestra no competitiva, y ¡Anima Basauri terminó!
¿Qué consejos
puedes darle a quien quiera ser programador de un festival de animación?
No sé si los consejos que suelen ser producto de la
experiencia del que los da sirven de algo, “cada maestrillo tiene su librillo”,
la experiencia acumulada es muy personal y a veces intransferible, pero ahí van
algunos.
Normalmente he trabajado para entidades públicas como
ayuntamientos excepto en el caso de la Caixa, por tanto uno ha de estar seguro
de que esos políticos están convencidos o no de lo que quieren financiar,
muchas veces olvidan que son simples administradores del dinero público y no
“virreyes” de la Cultura.
También es importante de contar con un equipo, no muy
grande, de colaboradores, la confianza es en este caso imprescindible, personas
que sepas que no te van a “apuñalar” cuando vuelvas la espalda.
Las relaciones internacionales son muy importantes, ellas
te permiten asistir a festivales, ver películas, ser jurado, conocer
realizadores…etc. Durante unos años fui al Festival de Annecy y después conocí
el festival CINANIMA de Espinho, Portugal, que con los años se ha convertido en
mi certamen de “cabecera”, tengo una gran amistad con los organizadores y
Espinho es mi segunda casa por decirlo así.
El primer festival de Animac fue celebrado en Lleida el 1996 con el nombre de Cinemàgic. Eladi Martos y tú fuisteis los directores. ¿Cómo surgió la oportunidad de iniciar el que hoy es el festival más longevo de España?
He de corregirte, solo había un director, yo. Eladi Martos tuvo el cargo de la Coordinación técnica. En aquella época él era estudiante de informática y no tenía ninguna experiencia del mundo del cine. Aunque le he de reconocer una gran capacidad de trabajo.Fue en 1995, año del centenario del Cinematógrafo en que
los ayuntamientos andaban como locos para organizar cosas con este motivo. En
el Ayuntamiento de Lleida alguien les habló de mi, me visitaron unos de la
Escuela de Bellas Artes de Lleida y también Eladi, escogí a Eladi porqué me
pareció más convincente.
Con la oferta del Ayuntamiento de Lleida de organizar un certamen de animación, elaboré un completo dossier y
planificación para la celebración de un Festival competitivo en un plazo corto,
al final tuvo lugar entre el 17 y el 20 de octubre de 1996, por tanto tuvimos
muy pocos meses empezando de cero para que todo funcionara…y bien.
Literalmente nos dejamos la piel, aunque contáramos con
el apoyo de la Regiduria de Cultura, secretaria, et. Pero en realidad todo lo
llevamos adelante Eladi y yo, él desde Lleida y yo desde Barcelona y viajando a
Lleida cada quince días en tren, a pesar de que en aquella época tenía unas
cataratas en ambos ojos, tuve que poner toda la carne en el asador. Se
elaboraron unas bases para participar, en tres idiomas catalán, castellano e
inglés. La verdad es que al ser la primera vez teníamos miedo que la
convocatoria fuera un fracaso, la sorpresa fue que nos “llovieron” películas de
todos los países: 237 films para 4 categorías: Cortos, largos, publicidad y
episodio o piloto de serie. Tuvimos que buscar otros auditorios además del ya previsto.
Era la época de la cinta magnética de VHS para visionar
por el Jurado y de los formatos fotoquímicos en 16 y 35 mm. Los premios fueron
6, uno incluso destinado al subformato de Super 8 mm. Todo eso a pesar de
contar con un muy reducido presupuesto.
Pero queríamos tirar la casa por la ventana y quedar más
que bien con el Ayuntamiento y no solo se organizaron las sesiones sino que
también hubo una exposición de los coleccionistas Tomàs y Estrada, un taller a
cargo de Àngel García, elegir un jurado de selección y otro jurado para los
premios, los trofeos, etc., etc.
A pesar de que creo que quisimos abarcar demasiado para
ser un primer certamen, los resultados fueron expléndidos y el público
respondió del todo, o sea que fue un éxito total.
Pero enmedio de este trajín vertiginoso que supuso
aquello descuidamos proteger nuestros intereses y confiamos cándidamente en la
palabra de un regidor –Antoni Llevot- que además de no hacernos un contrato ni
un mínimo seguro de accidentes, después de “prometernos” que continuaríamos en
sucesivas ediciones del Cinemàgic, nos mintió diciéndonos ya en 1997 que el
festival no continuaría por problemas de presupuesto. La realidad fue que él
quería colocar a sus “monaguillos” y meses después nos enteramos que el
festival continuaba sin interrupción, pero con otro equipo.
En medio de una depresión, intenté averiguar que había
sucedido pero ya estaba todo “cocinado”, se me había impedido incluso tener una
entrevista con el alcalde –Sr. Siurana- que no se había enterado de nada e
incluso hablé con alguíen de la oposición, no sé si de Convergència o Esquerra,
y me dijeron, pasmados, que no se habían enterado de nada…Así va la política,
en este caso del PSC (PSC-PSOE) que estuvo mamando del Ayuntamiento durante 40
años…
24 años después, con un nuevo alcalde de Esquerra
Republicana de Catalunya recibo un tardío homenaje a la Trayectoria en febrero
de 2020. Muy agridulce todo…, al final de la ceremonia me vino a saludar
Llevot…
¿Fue este el único año en el que formaste parte de la organización del festival?
Me parece que ha quedado claro que así fue. Lo único que
pude salvar del “fuego” fue el nombre, ya que registré en Patentes y Marcas el
nombre de “Cinemàgic”, por eso a partir de entonces se llamó Animac.
¿Cuáles son las anécdotas que guardas con más cariño de tu paso por otros festivales en calidad de jurado?.
Bueno, he asistido de jurado pero también para llevar retrospectivas de cine de amimación catalán y español. Sobretodo recuerdo 7 días de un verano para hacer de “Jury de selecçao” en el festival CINANIMA de Espinho, Portugal, el tener que visionar un torrente de películas, cortos, largos, series de animación en maratonianas sesiones de mañanas y tardes y sobretodo
la relación amigable con los compañeros del equipo y en
concreto con Artur Correia un histórico del cómic y la animación, es una
experiencia que nunca olvidaré.
En 1992 llevé al Festival de Zagreb, Croacia, una
retrospectiva de animación española cuando aún no había acabado la guerra de
los Balkanes, nos lo agradecieron mucho y me pidieron especialmente que llevara
la serie Cobi, el mismo año de las Olimpiadas de Barcelona.
La tercera anécdota se produjo en una retrospectiva que
llevé al Festival de Atenas, me acompañó Jordi Amorós y hicimos una larga
conferencia en castellano que traducían al griego. Al final del acto se
presentó un joven que decía venir de la Embajada de España o del Instituto
Cervantes que pasaron de nosotros olímpicamente. Después comprendí que fue un
“espía” enviado para ver que decíamos esos catalanes “que no son de
fiar”…jajaja. Un presagio de la tormenta que vendría.
Además del imprescindible ensayo ‘Francisco Macián. Els somnis d’un mag’, ¿Qué otros libros relacionados con el cine de animación has publicado? ¿tienes algún otro pendiente de publicar?
Tengo más libros en el cajón que publicados. El más antiguo es una historia del cine animación en Cataluña y otro original conjuntamente con José Jorna donde explicamos nuestra experiencia en los talleres de animación que hemos hecho durante años. Tengo ya acabado el libro sobre el Cine NIC en versiones catalana y castellana, pendiente de que acabe el confinamiento. He escrito textos largos y artículos en revistas en catalán, castellano, francés e italiano, con todos ellos saldría más de un libro. Y durante años he ido investigando el precinema, la linterna mágica y otras invenciones que fueron la génesis de la imagen animada o sea del cine.
Actualmente, ¿a que dedicas tu tiempo libre?
No se estarme quieto, por tanto no tengo tiempo libre, estoy jubilado pero sigo trabajando por amor al arte. Desde hace más de 10 años coordino el Cineclub del Cercle del Reial Cercle Artístic. Sigo mis investigaciones en archivos especialmente en el Archivo Histórico de Barcelona. Y colaboro con el Centre Cívic El Coll-La Bruguera en charlas, exposiciones y actividades relacionadas con el cómic y la animación. Pero me olvidaba de “La Memòria dels Dibuixants” para lo que hemos grabado más de 30 entrevistas con dibujantes catalanes de todas las especialidades, animación, ilustración, grafismo, etc, asociación creada junto a dos compañeros Jordi Morraja y Enric Asensio, dos históricos del cine y del diseño gráfico. ¿Te parece poco?
Jordi Artigas
Barcelona, 4 de mayo de 2020, ya en pleno desconfinamiento.
jueves, 6 de mayo de 2021
JORDI SABATÉS RECREA A SEGUNDO DE CHOMÓN
El acto tuvo lugar entre las 19:00 y las 21:00 horas en la sede central del Instituto Cervantes, situada en el número 49 de la madrileña calle Alcalá. Me enteré del mismo por pura casualidad. El amigo de redes sociales Javier Mateo, doctor en Bellas Artes, investigador y persona estupenda, compartió en su muro una publicación del propio Sabatés acerca del evento. Raudo solicité entradas al Instituto y la Academia pero, ¡leñe!, ya no quedaban asientos libres. Las restricciones de aforo del maldito Covid hacían de las suyas.
No suelo desesperar fácilmente. Decidí escribirle directamente a Sabatés, presentándome apropiadamente, para preguntarle por alguna otra alternativa para conseguir un asiento. Para mi sorpresa, Jordi me contestó en poco menos de una hora, agradecido de que le escribiera y diciéndome que me ponía en la lista como invitado suyo. ¡Qué bonita es la vida!
Después de un año sin montar en moto me decidí a ir al centro utilizando una del amplio servicio de motosharing de la capital. Me costó más tiempo apañarme con la app del servicio que el propio trayecto en moto. Soy un anciano de treinta años. Llegué a tiempo para ponerme en una pequeña cola, pasar mi mochila por el escáner y sentarme a disfrutar del concierto. Conté en total 56 sillas. Pero los espectadores debieron ser muchos más, dado que el evento podía seguirse en directo desde internet.
Previamente al deleite musical, los directores del Instituto (Luis García Montero) y de la Academia (Mariano Barroso) dieron un breve discurso. Montero empezó diciendo que estaba muy contento de que el Instituto Cervantes siguiera teniendo actividades culturales como la de esa tarde, pese a la pandemia. Disculpó la ausencia del cineasta y novelista Manuel Gutiérrez Aragón, dado que le habían citado para vacunarse. ¡Palabras mayores! Se esperaba hablase de su amor por el cine de Chomón. Ya habrá otra ocasión. Barroso continuó diciendo que "la personalidad de Segundo de Chomón merece un mayor reconocimiento, no solo entre los estudiosos y los cineastas", por lo que le parecía perfecto el espectáculo que ibamos a ver a continuación. "Se trata de un diálogo entre creadores, el cuál lleva siendo interpretado por Sabatés desde 2005 en los diversos centros que el Instituto Cervantes tiene repartidos por el globo: Moscú, Berlín, Pekín, Varsovia...".
Por su parte, Mariano Barroso aprovechó para agradecer en nombre de la Academia que se hiciera este homenaje a Chomón y para poner en valor las colaboraciones, pasadas, presentes y futuras entre la institución que él representa y el Instituto Cervantes. Barroso recordó como desde el año 2000 la Academia reconoce los avances técnicos de la ciencia cinematográfica a través del galardón Segundo de Chomón, puesto que "hay historia del cine más allá de los directores y los actores de las películas". Indicó, muy acertadamente, que "Segundo de Chomón creó un lenguaje propio del cine, elevando el género del fantástico y la animación". Habló también de la stop-motion, dedicando a ella una frase errónea: "Segundo de Chomón usó, en el Hotel Eléctrico, la técnica del paso de manivela por primera vez a nivel mundial". Chomón fue, sin duda, uno de los grandes primeros pioneros de la técnica, pero Arthur Melbourne-Cooper, Émile Cohl, James Stuart Blackton y Albert Smith llegaron un poco antes. A continuación, Barroso dio paso a Jordi Sabatés.
La luz divina ilumina a Jordi Sabatés mientras conversa con Mariano Barroso y Luis García Montero. |
El compositor habló primero a través de las teclas del piano. Levantado de su espacio de trabajo, inició un fascinante relato de amor por el cine silente. Para Sabatés, fueron dos gigantes del cine los que hicieron que el padre de los hermanos Lumiere se equivocara en su famosa predicción: "el cinematógrafo solo es una mera curiosidad científica". Esos dos gigantes son Georges Méliès y Segundo de Chomón. "Segundo de Chomón hace que las cosas comunes se vuelvan mágicas gracias a la animación stop-motion". Para Sabatés, Chomón es tremendamente importante por cuatro motivos: por sus trucos cinematográficos, por la inclusión de estos trucos en una narrativa, por sus avances en el terreno de la animación y por las innovaciones que también llevó a cabo en el coloreado de las películas. En cuanto a la composición musical, Sabatés nos dijo a los presentes que opta por el contrapunto, para que la música se integre con la imagen y así crear un experiencia superior. No se trata, pues, de acompañar a la imagen ni de repetir con la música lo que ya ven nuestros ojos. Por ello, durante la fase de escritura tampoco se preocupó demasiado en buscar una música acorde al momento en que fueron rodadas las películas de Chomón, sino que sus composiciones convierten el visionado en un diálogo de lo antiguo y lo nuevo. Un viaje cultural con un desfase temporal de más de 100 años.
Sabatés volvió a sentarse, la luz se apagó. 14 cortometrajes de Chomón fueron apareciendo uno tras otro, mientras el músico se entregaba a su piano. La experiencia fue extraordinaria y, ciertamente, única. Los films de Chomón ya me eran conocidos y, sin embargo, era como si los viese por primera vez. La hora y pico de concierto pasó como un suspiro.
Javier Mateo, Jordi Sabatés y Adrián Encinas. Foto tomada por Alfonso de Lucas. |
Una vez finalizado el acto, me acerqué a felicitar a Jordi Sabatés, al tiempo que le agradecía su generosidad por haberme dejado está presente en el concierto. Le regalé un ejemplar de Animando lo imposible, y se puso la mar de contento. Tanto que me regaló una copia en DVD del espectáculo, titulado "Le Piano Magique, Jordi Sabatés recrea a Segundo de Chomón", y una copia en CD de su álbum "A propósito de Bola de Nieve". Antes de irme, el mencionado amigo Javier Mateo, con quien tuve una charla la mar de entretenida, tuvo la idea de hacernos una foto con el maestro catalán, lo que puso la guinda a la tarde.
EXTRA: En la entrada anterior quedó pendiente descubrir quien era el "desconocido animador" entrevistado. Claramente se trata de Ladislas Starewitch (1882-1965).