Esta semana estuve indagando acerca de los remotos inicios del cine de animación stop-motion en nuestro país. Rebuscando en la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica di con una curiosa entrevista a un "desconocido animador" -luego explico las comillas- publicada en la sección, no recurrente y bellamente titulada, Página del arte mudo del periódico La Correspondencia de Valencia, el sábado 24 de noviembre de 1928.
Procedo a transcribir el texto, con todos sus fallos de forma y fondo, para que quede completamente digitalizado, pues fijo que a alguien (a mi yo del futuro, sin ir más lejos) le puede ser de utilidad:
El hombre de los muñecos vivientes
Entre el estudio que tienen en los alrededores de París (el más pequeño del mundo: 10 metros de longitud) y el despacho de la Compañía, en la que procede al montaje de sus películas, es sumamente difícil poder llegar a lograr nuestro deseo. Ahora es preciso, pues, que aprovechemos el tiempo:
-Cuéntenos algo, le pedimos de su carrera artística.
-He impresionado algunas grandes películas en Rusia, nos contestó. Luego, para la familia del Zar, realicé un film de muñecos animados. En la actualidad llevo compuestas trece películas, entre ellas "La hormiga y la cigarra" y "Las ranas quieren tener un rey". Cada uno de estos films de dos bobinas, me exige un trabajo constante que dura entre un año y año y medio.
-Algunas veces me gusta, mezclar en mis películas personajes humanos con muñecos, así el conjunto tiene mayor atractivo y sale de esta mezcolanza una fuerza de veracidad más grande.
-¿...?
-Prefiero mucho más realizar películas con muñecos, que no con dibujos animados. A mi modo de ver, las primeras revelan un arte más serio. No parece que son respecto al dibujo animado, lo que es la pintura frente a la caricatura.
-¿...?
Encuentro que hay un interés mayor en hacer películas valiéndose de los muñecos, porque éstos permiten el inventar y poder realizar movimientos originales.
"La cantidad de movimientos que puede efectuar el hombre, es limitad, en cambio los que pueden llegar a hacer mis muñecos, no conocer otros bornes los de la imaginación.
-¿...?
-Bajo el punto de vista de la técnica que rige mi arte, la formularé dos observaciones que son las que lo dominan:
Primera. La vida de los muñecos nace de la mímica (pequeños movimientos) y no de los grandes gestos.
Segundo. Cada muñeco trabaja solo a su vez, así es que la atención del público se concentra nada más en el momento favorable sobre el muñecos que debe concentrarse.
Los actores humanos, reaccionan unos con otros y trabajan al mismo tiempo, esto es causa de que se disperse la atención del público... He aquí los principios que he probado de poder aplicar en las dos películas que pronto presentaré: "Amor blanco y negro", en la que los personajes ficticios irán de par con las siluetas de Charlot y de Mary Pickford. Lo mismo sucederá con el otro film mío: "Los ojos del dragón".
El periódico no indica quién es el autor del texto, ¡¡pero es que tampoco indica el nombre del animador al que le están haciendo la entrevista!! ¡¡Y ni siquiera acompaña una foto suya!! Menudo despiste, oiga. Sé que los más avispados lectores de este blog habrán identificado muy rápido al "desconocido animador"... Pero si no es tu caso, no te preocupes. Aún tienes tiempo para rebuscar en el cine de animación del pasado, quizás por medio de mi libro Animando lo imposible, los orígenes de la animación stop-motion (1899-1945) -perdona por el autobombo- y descubrir así al genial genio detrás de esas respuestas tan interesantes. No desvelaré su nombre hasta el jueves de la semana que viene. ¡Cuidaros!
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