miércoles, 2 de septiembre de 2020

DEL ZOOTROPO AL PROTOZOO

Carla Protozoo es una artista que no sigue modas. Su arte es inconfundible. Es pura atracción hacia lo que no es bello, tejiendo un universo de cuerpos arrugados, ojos cansados y bocas cerradas. Pero su arte no calla. Traspasa la subcultura del fanzine y se mete de lleno en el cine comercial. Un arte que sorprende a quien lo ve por primera vez, y que fácilmente lo reconoce cuando lo ve una segunda. 

Carla Protozoo prefiere la horizontalidad a la verticalidad. Sus redes sociales dan fe de una continua performance. Se trata de ella tirada en cualquier suelo, como si se hubiera caído desde un quinto piso. Obsesión que se antoja atávica y que arrastra a propios y ajenos. 

Carla Protozoo se enfrenta a sus demonios cuando su tendencia horizontal la lleva a su cama. Dilucida sobre lo que lee y lo que ve de una forma profunda, pues en ella impactan por igual una serie documental sobre el terrorista Unabomber y una conversación con el teléfono de la esperanza de Bilbao. Todo tiene valor si se tiene la capacidad de encontrarlo.

Carla Protozoo ha publicado un libro gracias a la editorial Marli Brosgen. Pero no es un libro, es un ascensor a su mente. Una cabina unipersonal que nos lleva a un inusual proceso de selección de ideas, metamorfosis de los estímulos que recibe del mundo. Todo ello va decorado por sus grotescas figuras, que se afanan en ocupar más espacio que los textos. Espacio temporal. Las letras se quedan pegadas al córtex al primer contacto con nuestros ojos. Las ilustraciones, sin embargo, conviene mirarlas en detalle.
El libro Cinco señales que indican que un perro va a morir puede adquirirse a través de la web de la editorial Marli Brosgen a un PVP de 15 €.

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