jueves, 13 de mayo de 2021

EL CINE NIC Y OTROS JUGUETES CINEMATOGRÁFICOS

Los juguetes ópticos me alucinan. En las clases de historia del cine de animación que imparto en el Master de Animación de la Universidad Politécnica de Valencia dedico siempre más tiempo del debido a esos fascinantes aparatos que supusieron los antecedentes más directos al CINE: la linterna mágica, el zootropo, el folioscopio, el praxinoscopio, el taumatropo,... pese a que luego tenga que acelerar para dar los últimos temas. No puedo evitarlo. Quedé prendado de ellos hace no demasiado tiempo. De hecho, yo diría que fue la extraordinaria exposición Georges Méliès. La magia del cine, que llegó al CaixaForum de Madrid en 2013, la que tuvo la culpa.

A partir de entonces, siempre tengo puesto un ojo en el cine actual y el añejo. Ojalá tuviera la capacidad óptica de los camaleones pues mucho días acabo mareado.s por ello que estoy atento a las publicaciones que hablan de esos cachivaches para adentrarnos en los orígenes del cine, del precine o del llamado "otro cine". Ese otro cine se utiliza para hablar de las producciones en subformatos que tenían proyecciones minoritarias en cineclubs -en nuestro país se lleva la palma el Centro Cinematográfico Excursionista de Cataluña-, pero también puede utilizarse para referirse a los proyectores cinematográficos de juguete, que incluían películas realizadas ex profeso para estos aparatos. La gente de mi generación, nacidos a mediados de los 80, conocimos y disfrutamos del CinExin -en mi caso eran mis primos los que tenían el aparato con películas de Los Pitufos y Los Snorkels, las cuales veíamos en su habitación, tras bajar de golpe las persianas-, pero generaciones anteriores disfrutaron de otro aparato de proyección mucho menos sofisticados pero de funcionamiento infinitamente más fascinante: El Cine NIC.


Para conocer a fondo todo lo que rodea a este maravilloso juguete catalán lo mejor que uno puede hacer es leer el libro de reciente publicación: El Cine Nic y otros juguetes cinematográficos, escrito por el gran investigador del cine animado Jordi Artigas Candela (Ciudad Real, 1948), editado -en ediciones en catatán y castellano- por Trilita Ediciones. 

Tras la portada y el índice, el libro se inicia con un par de prólogos escritos por conservadores y coleccionistas del cine (Jordi Pons i Busquet y Tomás Mallol i Deulofeu); otro de Albert Nicolau Araque, hijo de Tomàs Nicolau Griñó, uno de los tres hermanos que fundaron Proyector NIC, S.A.; y uno último del propio Jordi Artigas, en el que rememora buena parte de las acciones que ha llevado a cabo, desde hace varias décadas, para la divulgación y puesta en valor del Cine NIC.

En el primero de los capítulos, que lleva por título Los juguetes ópticos, Artigas hace un recorrido exhaustivo por los principales juguetes del precine, los basados en la teoría de la persistencia de la visión, a través de recortes de prensa catalana. A ojos de cualquiera que haya disfrutado y sufrido del trabajo de buscar información entre periódicos apolillados, esta primera parte supondrá todo un auténtico festín. Además descubriremos aparatos tan rocambolescos como el llamado cinematógrafo para ciegos: "Se trataba de un mecanismo con un disco que giraba, en cuyos bordes se disponían 20 dibujos en relieve, como el vuelo de un ave por ejemplo. El invidente disponía la yema de su dedo índice sobre una apertura y el disco giraba suavemente. Así, en este cinematógrafo para "ciegos", la duración de las imágenes en la retina era sustituida por la duración del efecto del relieve sobre la sensible yema de un dedo".

El segundo capítulo se llama El Cine NIC... de la vuelta al mundo y en el él se describe toda la intrahistoria relativa al auge y caída de este juguete, pasando primero por analizar el estado del cine animado de la época -donde Jordi Artigas aporta datos para mí hasta entonces desconocidos como que el gato Félix llegó a nuestro país bajo el nombre del grato Periquito. Todo el texto rezuma conocimiento e investigación, pero Artigas elige un tono cercano y atrayente que hace que la lectura sea rápida y los datos vayan directos al córtex. Asimismo, el trabo de archivo gráfico es cuantioso y alucinante. Se echa de menos que algunas de las imágenes no estén en mayor tamaño -sobre todo las relativas a las tiras de película-, pero es algo que puede solucionarse con una lupa, dado que la calidad de impresión francamente lo permite. 

El siguiente capítulo, Artigas hace un recorrido cronológico por el resto de proyectores de cine infantil producidos por jugueteras españolas; desde el Isuar Cinema (1933) al, ya mencionado, Cinexin (1971), sin dejar de comentar los proyectores de pioneros de la animación como Josep Escobar, el Cine Skob y el Cine Skub, o Salvador Mestres, Cine Micro y Cine Lux. El título de este catálogo de juguetes es Otros cines infantiles, cines de papel y de celuloide.

El último de los capítulos, La generación Nic, testimonios, es simple y llanamente eso: testimonios de abueletes -léase por favor con el mayor de los respectos- que recuerdan sus vivencias con el Cine NIC, u otros proyectores de juguete, con brillo en los ojos, tal y como dejan intuir unos texto verdaderamente sentidos. Los que se vengan pasando por este blog desde hace tiempo, reconocerán en entre los textos el nombre de Rodolfo Pastor, maestro argentino de la plastilina animada que hizo buena carrera en Barcelona.

El cierre del libro está dedicado a una amplia Bibliografía, incluida una sección de Páginas Web de interés, un comodísimo Índice Onomástico, una relación de Agradecimientos, y un listado con el Origen de las Fotos.

En definitiva, se trata de un libro que hay que tener si te pirran los orígenes del cine, si te mola los juguetes, o, simplemente, si te gusta disfrutar de los intríngulis de la cultura popular. Su precio de venta es de 19,80 € y puede adquirirse en cualquier librería que se precie.

¡EXTRA, EXTRA!

Escribiendo esta entrada, me he acordado que el pasado año, en pleno confinamiento, le hice una entrevista al propio Jordi Artigas y que, como entonces estaba yo con pocas ganas de escribir en este espacio, finalmente había quedado inédita. La verdad es que, ahora que la he releído, no puedo dejar pasar la oportunidad de rescatarla y hacerla pública para el uso y disfrute de cualquiera:

¿Cuáles son tus primeros recuerdos relacionados con la imagen animada?

Pues la verdad es que no recuerdo exactamente pero podría ser que al tener en casa heredado de mis hermanos un proyector infantil de dibujos animados llamado Cine NIC, será por eso que muchos años después me he dedicado a investigar la historia de este juguete y que estará pronto a punto de editarse con permiso del virus.

Tampoco recuerdo cual fue mi primera película pero si que recuerdo la primera música de película, se trata de la banda “El tercer hombre” en el cine Torcal de Antequera, donde mi familia residía entonces por el motivo que mi padre era empleado de la CAMPSA.

¿En que momento te planteas dedicar tu vida al cine de animación?

Bueno dedicarme en exclusiva al cine de animación no me lo planteé porqué mi actividad profesional se dividió entre el Diseño Gráfico y mi tarea como Gestor cultural o sea la organización de festivales, muestras, talleres de cine de animación. Al acabar el Bachillerato me matriculé a fines de los años 60 en la Escola Eina en la especialidad de diseño gráfico y después estudié en la EMAV, Escuela Municipal de Medios Audiovisuales, a nivel de FP de segundo grado, aquella fue la primera escuela de cine tanto en Cataluña como en España.

Fui con la intención de estudiar animación pero no se enseñaba allí, lo único es que pude empezar a hacer mis pinitos en el formato de 16 mm. Pero todo por mi cuenta. También a fines del franquismo tuve la suerte de obtener una beca de la Dotación de Arte Castellblanch y estuve unos meses en una escuela de diseño de Lugano en la Suiza italiana. A veces pienso si no hubiera sido mejor haberme quedado en Suiza  donde a lo mejor hubiera tenido mejores oportunidades…¡quién lo sabe!

También recuerdo haber hecho un curso de Dibujo Animado por correspondencia que había creado Josep Escobar, aún guardo todo ese material.

¿En que producciones has trabajado y bajo que rol?

No puedo decir que haya trabajado en serio en el campo profesional de la animación, enseguida vi que el cine que a mí me interesaba no tenía nada que ver con el profesional que se hacía entonces en los estudios de Barcelona. Querer hacer cine experimental o usando otras técnicas que no fuera el dibujo animado era entonces suicida y más en formatos como el Súper 8 mm. y el 16 mm. De todas maneras estuve una temporada en el Studio Andreu dedicado a la publicidad de animación que me permitió conocer mejor por dentro como era la producción de spots en la época anterior a la informática.

Enseguida vi que como lo mío no tenía salida  me las ingenié para trabajar en relación con la animación pero como lo que sé hacer mejor es la organización de eventos culturales en su rama cinematográfica empecé a dedicarme profesionalmente a lo que después se ha llamado Gestor cultural.

¿Cuál fue el detonante del nacimiento de ASIFA-Catalunya?

Como expliqué en el boletín de ASiFA-Catalunya del 10º aniversario, el comienzo de todo fue en diciembre de 1983 en el seno de unas conversaciones sobre cine organizadas por un festival de barrio “Festival de Cinema de Sants” se lanzó la idea de crear ASIFA en Cataluña, ya sabíamos de esta asociación por algún viaje al festival de Annecy, un año antes tuve la idea de organizar un homenaje a Artur Moreno y su equipo de “Garbancito”. En enero de 1984 una comisión decidió iniciar una Junta provisional que sería presidida por Robert ‘Bob’ Balser que era el que tenía más contactos internacionales. Se redactaron unos Estatutos que fueron legalizados por la Generalitat de Catalunya en concreto el 16 de mayo de 1985. Firmamos el documento Robert Balser, Julio Taltavull, Marta Montcada y yo.

¿Por qué no se hizo un ASIFA España? ¿Hubo alguna voz que, en su momento lo propuso?

Difícil respuesta, no recuerdo ningún intento serio de que se intentara su creación. Al no haber nadie en Madrid que estuviera interesado en ello a pesar de que había en aquella época  gente preparada para hacerlo. Así pues en Barcelona, como he dicho, decidimos fundar ASIFA-Catalunya que esperábamos funcionara de manera federal. Así paso también con una Federación Española de Cineclubs que al final desapareció y ahora solo existe una de Cataluña, la única en el estado que acaba de cumplir los 25 años y que es reconocida internacionalmente como lo fue ASIFA-Catalunya.

¿Cuáles piensas que fueron los mayores logros conseguidos por ASIFA-Catalunya?

Fue un éxito ya solo conseguir que un gremio tan difícil de agrupar como los dibujantes dedicados a la animación fuera capaz durante veinte años de escoger juntas y cargos, reunirse, pedir subvenciones,  hacer un boletín, cuidarse de la correspondencia, cobrar las cuotas, etc.

Lo que más recuerdo fue la organización de la “Mostra de Cinema d’Animació” ( 1986-1989) que yo dirigí sin cobrar ni un duro durante cuatro ediciones, la quinta la organizó otra persona y se acabó. También a lo largo de su existencia publicamos un boletín de noticias, bimensual a veces, en papel pues la informática aún empezaba.

Teníamos relaciones fluidas con las ASIFA más cercanas, Francia, Italia. ASIFA-C  fue aceptada como miembro con todos los derechos. Y dentro  de la península llegaron a existir ASIFA Canarias y años más tarde y coincidiendo con Anima Basauri se creó ASIFA Euskadi.

También se organizaban sesiones de cine de animación, la época más interesante fue la que hicimos en la Llotja d’Avinyó, escuela de arte y diseño, presentamos cortos, largos, series, publicidad, a veces con la asistencia de sus autores.

También recuerdo la denuncia que todos los estudios de animación catalanes impulsados por ASIFA-C  hicieron al Parlament de que la serie de la Historia de Catalunya (BRB Prod.) se había realizado casi toda en países del extremo oriente.

Y en los últimos años y ante el perjudicial fenómeno de la deslocalización de las producciones de animación, se intentó la creación de un sindicato de animadores. ASIFA solo era una entidad cultural y no lucrativa.

¿Cuál fue el motivo de su disolución?

ASIFA-C rebasó los 20 años, en los últimos años cansado de luchar contra personas que solo hacían que poner palos en las ruedas, yo que había sido fundador, vocal, secretario y presidente de la asociación, dimití y al cabo de poco tiempo la asociación se disolvió como un terrón de azúcar. En la vida hay personas que hacemos las cosas por vocación y hay otras que lo hacen para figurar y “salir en la foto”, cada actuación tiene sus resultados…

Aquí quiero recordar a compañeros sin los cuales no se habría construido ASIFA-C. Como presidentes a: Robert Balser, Oriol Bassa y Josep Mª Blanco, y en diferentes cargos a Alfons Moliné, Ana Miquel, Emili Flotats, Carme Moliné y otros.

 ¿Hubo intentos posteriores de resucitar la asociación?

Si los ha habido, lo ignoro. En realidad sin dejar de lado el cine de animación, los últimos años me he dedicado a escribir e investigar, al cineclub y a la “Memòria dels Dibuixants” de lo que hablaré al final.

Fundaste Anima Basauri y fuiste el programador del festival desde 1993 a 1996. ¿Qué recuerdas de este periodo?

No se entendería la etapa de Basauri sin hablar antes de mi trabajo entre 1988 y 1992 para la Caixa (ahora BanCaixa) y el Centre de Joves, ahora también desaparecido, donde se me contrataba  para organizar muestras de cine, exposiciones, talleres y publicaciones sobre cine de animación. Solo para recordar dos talleres: el de dos técnicos animadores checos que trabajaron con Jiri Barta en “Krisar” (El flautista) y otro taller canadiense que proponía crear un dibujo animado a partir de una música, el taller incluía el revelado de la película de 16 mm. ¡Memorable! .

Lo de Anima Basauri fue un encargo del ayuntamiento de la localidad vasca a través de Pello Gutiérrez, un actor que no tenía nada que ver con la animación. Querían organizar una muestra, no un festival competitivo, que tendría lugar en el teatro municipal, Pello era el director y yo fui el programador.

Desde la primera edición de Anima Basauri en octubre de 1993 Pello quiso hacer una programación intensa, demasiada para mi gusto de una primera edición, pero fue la ocasión para proyectar perlas casi desconocidas además de encuentros profesionales, recuerd que invité a Joan Gabriel Tharrats el historiador y coleccionista que trajo una sesión sobre Chomón.

De la segunda edición recuerdo la presencia de Colin Arthur y sus producciones de la factoría “Dream Factory” y la retrospectiva de Rodolfo Pastor el creador de “Capelito” y otras series de plastilina.

En la tercera y última edición, la de 1995, se creó Asifa Euskadi  y se continuó con una programación muy intensa, pero como los políticos, en este caso el ayuntamiento de Basauri, son imprevisibles y a los regidores de cultura parece que les toca el cargo en una rifa, decidieron sin ninguna explicación cortar por lo sano y dejar de organizar esta muestra  no competitiva, y ¡Anima Basauri terminó!

¿Qué consejos puedes darle a quien quiera ser programador de un festival de animación?

No sé si los consejos que suelen ser producto de la experiencia del que los da sirven de algo, “cada maestrillo tiene su librillo”, la experiencia acumulada es muy personal y a veces intransferible, pero ahí van algunos.

Normalmente he trabajado para entidades públicas como ayuntamientos excepto en el caso de la Caixa, por tanto uno ha de estar seguro de que esos políticos están convencidos o no de lo que quieren financiar, muchas veces olvidan que son simples administradores del dinero público y no “virreyes” de la Cultura.

También es importante de contar con un equipo, no muy grande, de colaboradores, la confianza es en este caso imprescindible, personas que sepas que no te van a “apuñalar” cuando vuelvas la espalda.

Las relaciones internacionales son muy importantes, ellas te permiten asistir a festivales, ver películas, ser jurado, conocer realizadores…etc. Durante unos años fui al Festival de Annecy y después conocí el festival CINANIMA de Espinho, Portugal, que con los años se ha convertido en mi certamen de “cabecera”, tengo una gran amistad con los organizadores y Espinho es mi segunda casa por decirlo así.

El primer festival de Animac fue celebrado en Lleida el 1996 con el nombre de Cinemàgic. Eladi Martos y tú fuisteis los directores. ¿Cómo surgió la oportunidad de iniciar el que hoy es el festival  más longevo de España?

He de corregirte, solo había un director, yo. Eladi Martos tuvo el cargo de la Coordinación técnica. En aquella época él era estudiante de informática y no tenía ninguna experiencia del mundo del cine. Aunque le he de reconocer una gran capacidad de trabajo.

Fue en 1995, año del centenario del Cinematógrafo en que los ayuntamientos andaban como locos para organizar cosas con este motivo. En el Ayuntamiento de Lleida alguien les habló de mi, me visitaron unos de la Escuela de Bellas Artes de Lleida y también Eladi, escogí a Eladi porqué me pareció más convincente.

Con la oferta del Ayuntamiento de Lleida  de organizar un certamen  de animación, elaboré un completo dossier y planificación para la celebración de un Festival competitivo en un plazo corto, al final tuvo lugar entre el 17 y el 20 de octubre de 1996, por tanto tuvimos muy pocos meses empezando de cero para que todo funcionara…y bien.

Literalmente nos dejamos la piel, aunque contáramos con el apoyo de la Regiduria de Cultura, secretaria, et. Pero en realidad todo lo llevamos adelante Eladi y yo, él desde Lleida y yo desde Barcelona y viajando a Lleida cada quince días en tren, a pesar de que en aquella época tenía unas cataratas en ambos ojos, tuve que poner toda la carne en el asador. Se elaboraron unas bases para participar, en tres idiomas catalán, castellano e inglés. La verdad es que al ser la primera vez teníamos miedo que la convocatoria fuera un fracaso, la sorpresa fue que nos “llovieron” películas de todos los países: 237 films para 4 categorías: Cortos, largos, publicidad y episodio o piloto de serie. Tuvimos que buscar otros auditorios además  del ya previsto.

Era la época de la cinta magnética de VHS para visionar por el Jurado y de los formatos fotoquímicos en 16 y 35 mm. Los premios fueron 6, uno incluso destinado al subformato de Super 8 mm. Todo eso a pesar de contar con un muy reducido presupuesto.

Pero queríamos tirar la casa por la ventana y quedar más que bien con el Ayuntamiento y no solo se organizaron las sesiones sino que también hubo una exposición de los coleccionistas Tomàs y Estrada, un taller a cargo de Àngel García, elegir un jurado de selección y otro jurado para los premios, los trofeos, etc., etc.

A pesar de que creo que quisimos abarcar demasiado para ser un primer certamen, los resultados fueron expléndidos y el público respondió del todo, o sea que fue un éxito total.

Pero enmedio de este trajín vertiginoso que supuso aquello descuidamos proteger nuestros intereses y confiamos cándidamente en la palabra de un regidor –Antoni Llevot- que además de no hacernos un contrato ni un mínimo seguro de accidentes, después de “prometernos” que continuaríamos en sucesivas ediciones del Cinemàgic, nos mintió diciéndonos ya en 1997 que el festival no continuaría por problemas de presupuesto. La realidad fue que él quería colocar a sus “monaguillos” y meses después nos enteramos que el festival continuaba sin interrupción, pero con otro equipo.

En medio de una depresión, intenté averiguar que había sucedido pero ya estaba todo “cocinado”, se me había impedido incluso tener una entrevista con el alcalde –Sr. Siurana- que no se había enterado de nada e incluso hablé con alguíen de la oposición, no sé si de Convergència o Esquerra, y me dijeron, pasmados, que no se habían enterado de nada…Así va la política, en este caso del PSC (PSC-PSOE) que estuvo mamando del Ayuntamiento durante 40 años…

24 años después, con un nuevo alcalde de Esquerra Republicana de Catalunya recibo un tardío homenaje a la Trayectoria en febrero de 2020. Muy agridulce todo…, al final de la ceremonia me vino a saludar Llevot…

¿Fue este el único año en el que formaste parte de la organización del festival?

Me parece que ha quedado claro que así fue. Lo único que pude salvar del “fuego” fue el nombre, ya que registré en Patentes y Marcas el nombre de “Cinemàgic”, por eso a partir de entonces se llamó Animac.

¿Cuáles son las anécdotas que guardas con más cariño de tu paso por otros festivales en calidad de jurado?.

Bueno, he asistido de jurado pero también para llevar retrospectivas de cine de amimación catalán y español. Sobretodo recuerdo 7 días de un verano para hacer de “Jury de selecçao” en el festival CINANIMA de Espinho, Portugal, el tener que visionar un torrente de películas, cortos, largos, series de animación en maratonianas sesiones de mañanas y tardes y sobretodo

la relación amigable con los compañeros del equipo y en concreto con Artur Correia un histórico del cómic y la animación, es una experiencia que nunca olvidaré.

En 1992 llevé al Festival de Zagreb, Croacia, una retrospectiva de animación española cuando aún no había acabado la guerra de los Balkanes, nos lo agradecieron mucho y me pidieron especialmente que llevara la serie Cobi, el mismo año de las Olimpiadas de Barcelona.

La tercera anécdota se produjo en una retrospectiva que llevé al Festival de Atenas, me acompañó Jordi Amorós y hicimos una larga conferencia en castellano que traducían al griego. Al final del acto se presentó un joven que decía venir de la Embajada de España o del Instituto Cervantes que pasaron de nosotros olímpicamente. Después comprendí que fue un “espía” enviado para ver que decíamos esos catalanes “que no son de fiar”…jajaja. Un presagio de la tormenta que vendría.

Además del imprescindible ensayo ‘Francisco Macián. Els somnis d’un mag’, ¿Qué otros libros relacionados con el cine de animación has publicado? ¿tienes algún otro pendiente de publicar?

Tengo más libros en el cajón que publicados. El más antiguo es una historia del cine animación en Cataluña y otro original conjuntamente con José Jorna donde explicamos nuestra experiencia en los talleres de animación que hemos hecho durante años. Tengo ya acabado el libro sobre el Cine NIC en versiones catalana y castellana, pendiente de que acabe el confinamiento.  He escrito textos largos y artículos en revistas en catalán, castellano, francés e italiano, con todos ellos saldría más de un libro. Y durante años he ido investigando el precinema, la linterna mágica y otras invenciones que fueron la génesis de la imagen animada o sea del cine.

Actualmente, ¿a que dedicas tu tiempo libre?

No se estarme quieto, por tanto no tengo tiempo libre, estoy jubilado pero sigo trabajando por amor al arte. Desde hace más de 10 años coordino el Cineclub del Cercle del Reial Cercle Artístic. Sigo mis investigaciones en archivos especialmente en el Archivo Histórico de Barcelona. Y colaboro con el Centre Cívic El Coll-La Bruguera en charlas, exposiciones y actividades relacionadas con el cómic y la animación.  Pero me olvidaba de “La Memòria dels Dibuixants” para lo que hemos grabado más de 30 entrevistas con dibujantes catalanes de todas las especialidades, animación, ilustración, grafismo, etc, asociación creada junto a dos compañeros Jordi Morraja y Enric Asensio, dos históricos del cine y del diseño gráfico.   ¿Te parece poco?

 Jordi Artigas

Barcelona, 4 de mayo de 2020, ya en pleno desconfinamiento.

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