Buceando un poco por las redes, cualquiera puede darse cuenta que Darío Adanti es un culo inquieto desde hace muchos años. El hoy cofundador de la revista satírica Mongolia, tuvo un momento artístico brillante, entre finales de los noventa y principios de los dos mil, gracias a la creación de tiras cómicas protagonizadas por personajes planos como El Niño Dios o El Calavera, que aparecían en su página semanal de la revista El Jueves titulada Caspa Radiactiva -aunque yo por entonces disfruté más de las aventuras de Wilfredo y El Pequeño Mosquito, que publicaba en la revista infantil Mister K-, y a un par de alucinantes microseries elaboradas en animación cut-out, que creó junto a Bárbara Perdiguera.
Influenciados por las animaciones de Terry Gilliam, ambos artistas realizaron un cortometraje con esta técnica en 1997 cuando estaban afincados en Nueva York, que trataron de vender a MTV; aunque finalmente la que mostró interés fue la cadena hermana MTV Latino, que les propuso realizar una serie con presupuesto y asesoramiento técnico detrás. De allí surgiría Vacaláctica, un proyecto bastante desconocido en España pero que alcanzó cierta notoriedad en México y otros países de LATAM.
Tras doce capítulos de la vaca con escafandra, decidieron matarla para poder continuar con otros proyectos. Ya afincados en Barcelona, ambos crearon la serie Elvis Christ (protagonizada por un Elvis Presley con un halo de santo en la cabeza), que llegó a emitirse en la MTV estadounidense.
En aquellos años de producción constante, también ganaron un concurso para Nickelodeon con el cortometraje cut-out La hora del Hombre Cacto, plagado de personajes rocambolescos de diseños excelentes.
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