Por cierto, y hablando de libros... ¡este sábado estaré en la Feria del Libro de Madrid! Concretamente en la caseta 115, perteneciente a la mejor editorial del mundo mundial: Diábolo Ediciones, entre las 20.00 y las 21:00 h. Allí podréis llevaros dedicados cualquiera de los cuatro libros que ellos me han publicado, además de compartir un momento de charla agradable sobre nuestro maravilloso cine animado.
Y dicho esto, vamos al asunto.
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La semana pasada pude ver el documental El mismísimo Pee-wee (Pee-Wee as Himself, Matt Wolf, 2025), que cuenta con dos partes que suman en total 205 minutazos. Y aunque parezca una barbaridad de metraje, se pasa muy rápido pues la vida de Paul Rubens (1952-2023) desde luego que da para eso y mucho más —de hecho el docu indica que se rodaron más de cuarenta horas—. Y una parte muy importante del mismo tiene que ver, como no podía ser de otro modo, con Pee-Wee's Playhouse (1986-90).
Pee-Wee's Playhouse fue una apuesta arriesgadísima de trasladar una obra de teatro sobre un ficticio programa infantil en el que había continuamente dobles sentidos que hacían referencia al sexo y a otros temas adultos. Enterrando esos guiños adultos, Paul Reubens tuvo total libertad para crear uno de los programas más surrealistas y únicos de la televisión, apoyándose ciegamente en un grupo de artistas comandados por Gary Panter (1950), para el diseño de escenarios y personajes, y Prudence Fenton, responsable de la contratación de los diversos animadores que crearían animaciones originales para el programa. Entre los contratados en la primera temporada estaban Nick Park (1958) y Richard Starzak (por entonces conocido como Richard Goleszowski, 1959), unos ingleses que aún no conocía prácticamente nadie...
Así, durante la primera temporada de la serie, Park y Starzak se encargaron de realizar las breves animadores de este personaje, eligiendo para ello una solución más rápida que la usual animación stop-motion de muñecos. En vez de crear escenarios tridimensionales y rodar con la cámara en frontal, realizaron una cámara multiplano y movieron a Penny en un mundo bidimensional que, sin embargo, llegaba a niveles de expresividad muy cercana a la del dibujo animado.
Los aardmanitas decidieron no continuar en la segunda temporada del programa, pues querían hacer trabajos autorales que, en poco tiempo, les convertirían en estrellas de primer nivel en el mundo del cine animado. Nick Park terminó por fin su proyecto de escuela, con el que llevaba más de cinco años pringado —Una gran excursión (A Grand Day Out, 1989)—, y también el Oscarizado cortometraje Creature Comforts (1989); mientras que Richard Starzak realizó el siempre reivindicable Ident (1990), en el que hacía acto de presencia un extraño perro de plastilina animada sobre cristal que acabaría protagonizando su propia serie: Rex the Run (1998-2001).
Reubens y su equipo quisieron que, pese a la marcha de los aardmanitas, el personaje de Penny se mantuviera en las siguientes temporadas del programa. Así que contrataron a otro joven animador que, igualmente, tendría un brillante futuro en la animación. Craig Bartlett (1956), quien había aprendido los pormenores de la stop-motion en los Will Vinton Studios, participando en el largometraje The Adventures of Mark Twain (1985).
Bartlett llevó el mundo de Penny al punto álgido del surrealismo loco, convirtiendo al personaje secundario en uno de los más queridos del plantel del programa. De hecho, la juguetera Matchbox a punto estuvo de sacar a la venta una muñeca de Penny, aunque finalmente (y por desgracia) nunca pasó del prototipo.
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Anuncio de la muñeca de la juguetera Matchbox. |
La oportunidad que Reubens y los productores del programa dieron a Bartlett fue muy importante para que convenciera de su capacidad no solo crear sino también para dirigir trabajos de animación. Así, en 1993 presentó ante la cúpula de Nickleodeon su proyecto Hey Arnold!, que se acabaría convirtiendo en uno de los shows animados más importante de la cadena en la segunda mitad de los noventa. Por cierto, las animaciones primigenias de Hey Arnold! fueron realizada por Bartlett... ¡en plastilina sobre cristal!
Y aquí lo dejo por hoy. Hay mucha más animación stop-motion en Pee-Wee's Playhouse, pero tengo que ponerme a investigar sobre ello, así que lo dejó para más adelante. ¡Feliz semana!