Mira que he dicho muchas veces que este espacio lo abandonaría. Pero al final la realidad se impone, pues sigue siendo un lugar idóneo para escribir libremente. Así que, ¡ea!, he decidido volver a utilizarlo, al menos, como un repositorio de hallazgos relacionados con la animación stop-motion que encuentro en hemerotecas y videotecas digitales. Quizás le puedan interesar a alguien más..
El caso es que incluso después de dedicarme durante mucho tiempo (dado que las faenas de los trabajos y la vida en general tampoco permiten una plena concentración en este tema) a investigar acerca de la stop-motion que no solo fue realizada en España, sino en aquella que pudo ser proyectada en cines allá por tiempos predemocráticos -nota: acabé sacando un libro titulado "Verbena en Muñecópolis. Historia del cine de animación stop-motion español (1912-1975)" como resultado de esa chaladura-, he seguido encontrando cosas interesantes que creo que complementan a ese ensayo.
Por ejemplo este "Eclair Journal" de 1935 que fue proyectado en cines españoles:
Este tipo de noticiario cinematográfico eran muy común en la época previa a la televisión, y el uso de animación en ellos era algo más o menos habitual, dado que esas animaciones servían como alivio a las tensiones de las noticias dramáticas que se contaban. De la misma forma que el humor gráfico y las tiras de prensa en los periódicos, vaya. De hecho, así empezó el que está considerado como el primer valiente en realizar un largometraje animado, el argentino Quirino Cristiani, en este medio que tanto nos gusta.
Las animaciones del noticiario que nos ocupa es muy probable que fueran realizadas por el ucraniano Paul Bianchi (1902-1958), quien se convertiría en uno de los tres eslavos emigrados a Francia que revolucionaron el cine de muñecos animados a nivel europeo: junto con Bogdan Zoubowitch (1901-1999) y, en un trono áureo por su grandeza, Ladislas Starewitch (1882-1965). A esta conclusión llego tras consultar el siguiente artículo Au pays enchanté des marionnnettes (de Jean Martel), publicado en la revista francesa Cine Monde (4 de septiembre de 1934, páginas 14-15), donde claramente se indica que Bianchi era el responsable de las animaciones de muñecos del noticiario Eclair Journal.
El trabajo de Bianchi no es demasiado llamativo en lo que respecta a la animación, extremadamente funcional, y al diseño de personajes, bastante horroroso aun tratándose de caricaturas de políticos internacionales del momento. En cualquier caso, resulta destacable el uso de las estrellas cuando de los personajes golpea a otro en la cabeza (recurso heredado del cartoon de prensa), los planos de multitudes, el buen caminar de los muñecos, así como el breve plano en el que aparece la versión animada del Tío Sam, sin duda el muñeco de mejor acabado.
Paul Bianchi, que acabaría en Italia realizando anuncios de muñecos animados preciosos para el programa Carosello (como estos), es hoy un cineasta completamente olvidado que, sin embargo, empezó sus andanzas nada más y nada menos que colaborando con el reputado Jean Renoir (1894-1979) en el mediometraje La pequeña cerillera (La Petite Marchande d'allumettes, 1928).