- 2022: Proyección en la Sala B del Cine Doré del cortometraje La venganza del brujo (1945) —seleccionados por un servidor y que fue acompañado por otros cortometrajes de stop-motion españoles con solera, así como el primer largometraje realizado con esta técnica en nuestras tierras: Juego de niños (Pablo Llorens, 1999). Enlace al programa.
- 2023: Recuperación digital de parte de su filmografía, remontada y puesta a disposición de los degustadores del cine añejo en su canal de Vimeo (solo durante mes). Enlace al programa.
En aquel momento, hablamos de principios de 1944, Hermic film tenía en desarrollo un cortometraje documental que, de acuerdo al guion presentado a Censura[1], se trataba de una película sobria sobre la fabricación de armas de fuego. Sin embargo, en plena producción Hernandez Sanjuán decidió incluir un hilo narrativo cómico al inicio y al final de la película, encontrando lo que buscaba en los muñecos animados de Salvador Gijón. Ambos unieron fuerzas y sacaron adelante Tiros y pistolas (1944), un corto documental de 300 metros (10 minutos) rodado en 35 mm que fue dirigido por el propio Hernández Sanjuán; fotografiado por Segismundo “Segis” Pérez de Pedro (1887-1984) y producido por los hermanos José y Luis Torreblanca Ortega (1914-¿?), colaboradores de confianza de Manuel Hernández-Sanjuán (1915-2008).
Es esta la película de animación de muñecos de Salvador Gijón más antigua que se conserva, así como la segunda más antigua de este género —insistimos, que actualmente se conserva— de toda la historia de nuestra cinematografía.
(...) De toda la parte animada, la más fascinante es cuando los muñecos se quedan quietos y son cogidos en su total estatismo por Salvador Gijón, borrando de golpe la ilusión de su vívida autonomía, pero ofreciendo al espectador la pista fundamental para entender cómo se consigue su movimiento: por el arduo trabajo de un humano que lo mueve poco a poco. El documental, por lo tanto, ilustra al espectador no solo en el proceso de fabricación de las armas, sino también en el aspecto fascinante del rodaje fotograma a fotograma de muñecos animados. Intuimos que el film no tuvo una gran difusión; si no, es inexplicable que otros españoles no se lanzaran desde entonces a hacer sus propios proyectos con esta técnica.
La película, además, cuenta con una iluminación excelente, no solo durante el metraje en el que se explica pormenorizada y plúmbeamente el proceso de fabricación de una pistola, sino especialmente en las secuencias iniciales de ese cruce de calles en miniatura en plena noche. Segis Pérez de Pedro hizo un trabajo formidable que, en pleno rodaje, debió de alucinar a Salvador Gijón. Se hicieron entonces amigos, si bien es posible que ya se conocieran de antes, pues Segis fue el operador de cámara que tuvo Adolfo Aznar en Colorín. Segis enseñó a Gijón algunos importantes trucos de la iluminación en miniatura y Gijón se lo agradeció de por vida, dado que el nombre de Segismundo Pérez de Pedro siguió apareciendo en los créditos de las obras creadas por Gijón hasta finales de los sesenta, pese a que Segis no tocó la cámara durante la filmación de ninguno de los cortometrajes de Gijón de esa década[2].
La colaboración de Salvador Gijón en Tiros y pistolas mediante sus muñecos animados, coincide en el tiempo con el inicio de una fructífera etapa de su filmografía como operador de cámara en films de imagen real de eminente carácter instructivo. Así, a las órdenes del director y productor Ernesto González (1870-1949), y financiados por el Ministerio de Obras Públicas, realizará Rutas nuevas (1943), Rías de La Coruña-Betanzos y Noya (1943), Ferrocarril de Coruña a Santiago (también como guionista, 1943), La locomotora Santa Fe (1944), Pantanos (Las Torcas y La Sotonera) (1945) y Puerto de Barcelona (1945).
(...) Todos estos trabajos alimenticios quedaron pronto en segundo plano cuando Tiros y pistolas recibió un premio sindical de 10 000 pesetas. Aquello animó a que Hermic Films apoyar decididamente a Salvador Gijón en su gran proyecto cinematográfico a pequeña escala: La trilogía de rapto en palacio, que estaría compuesta por los cortometrajes Rapto en palacio (también Un rapto en palacio), La venganza del brujo (en un principio iba a llamarse La venganza de Malastripas) y La reina vencida (también titulada La reina Murriega vencida).
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[1] Consultable en el Archivo General de la Administración (signatura: AGA,36,04664).
[2] Tal y como asegura María Rosa Gijón.